Esta filósofa bogotana llegó a Inírida hace más de 24 años, con la idea de pasar una temporada en el oriente de Colombia, pero su idea cambió después de conocer, un indígena curripaco (Guainía) que la enamoró de manera tal que hasta terminó dando a luz en la tribu que le permitió constatar que vivir del río y de las montañas es un sueño posible.

Allí conoció la flor de Inírida, una exótica y nativa planta que por cuenta de las quemas y la colonización estaba a punto de extinguirse. Con la ayuda de biólogos y de los mismos indígenas se dio a la tarea de sembrarla y garantizar su sostenible ambiental porque en el caso de esta mágica especie, la flor de invierno derrocha sus semillas para darle vida a flor de verano y repetir el ciclo infinito de reproducción. A esta flor la llaman eterna, pues aunque se corte o se seque, mantiene su estructura, tan fuerte como una espiga. Los hogares de estas flores se llaman macollas, que guardan agua y son muy benéficas para el ecosistema. Es una de las especies más vistosas de la sabana y la visitan muchas aves e insectos.

Además de salvar la especie, Martha Elena convenció a las comunidades de que comercializando la flor al interior del país, se podría generar una fuente de trabajo y de sustento. Hoy a través de su fundación Liwi, en época de cosecha, más de 20 familias derivan su sustento de la siembra, cuidado, recolección y venta de la flor de Inírida, esa especie que nació en la leyenda de una princesa que se internó en los Cerros del Mavicure recogiendo esas estrellas rojas que caían de cielo».

Fuente: https://www.semana.com/podcast/mejor-colombia/articulo/flor-de-inirida-simbolo-de-desarrollo-economico-sostenible-en-guainia/202217/

Abrir chat
Hola, ¿En qué te podemos ayudar?
Verificado por MonsterInsights