La Fundación Amigos del Planeta insiste todos los años con ocasión de las vacaciones y ritos de la semana santa, sobre los excesos, excentricidades, abusos y fallas cometidas tanto por los promotores empresariales de turismo (hoteles, empresas turísticas) como por viajeros, excursionistas o simples viajeros, en relación con la fauna, la flora, las aguas, las costas, los bosques y su cuidado, los ritos religiosos, las basuras y su tratamiento en estas temporadas. Así por ejemplo, el atentado ritual a las palmas para celebraciones litúrgicas, los paseos de campo entre pastizales y bosques por el peligro de incendios, el deporte de la cacería, el tratamiento inadecuado de basuras y desechos, la contaminación de las aguas, y el aire, el consumo gastronómico de especies prohibidas, la tala y uso de maderas en fogatas, el atentado destructor a zonas de conservación y otra suerte de abusos.
Existen empresas que ofrecen paquetes turísticos que violan las normas del racional comportamiento con la naturaleza, que se apropian literalmente de parques y reservas forestales y que hasta venden o alquilan abusivamente islotes o islas marítimas. En otras ocasiones son los nativos de diversas zonas que por una paga se prestan para el maltrato de animales domésticos, el sacrificio de hicoteas, armadillos o iguanas en la cocina o para el auspicio de la deforestación o exterminio de especies de fauna o su comercio ilegal. El Estado, ocupado en otras causas no existe o se evapora ante tanto latrocinio.
Notable por la actitud inusual ha sido la protesta individual de turistas nacionales y extranjeros y protectores de animales, ante el maltrato de los caballos en las cabalgatas turísticas al Parque Tayrona en Santa Marta que debiera repetirse en Cartagena ante el maltrato de los caballos cocheros.
Como se observa, son muchos y variados los temas críticos en el terreno del turismo y que pretendemos glosar uno a uno. Los desafueros van desde la depredación pura y simple, hasta los crímenes y delitos de urbanistas que trafican con terrenos inapropiables como son las islas marítimas del mar caribe
Le debemos a la naturaleza de la cual hacemos parte, un uso racional y digno.
Fuente: Fundación Amigos del Planeta.