A pesar de todas las evidencias, los negacionistas que ignoran las alteraciones climáticas y ambientales de la tierra y sus causas antropogénicas, económicas y políticas, insisten en sus posiciones suicidas.

Una especie de costumbre al desastre parece que sedujera a los interesados y sus acólitos ignaros, a rutinizar los cambios mortales en el clima, el régimen de lluvias, la alteración de los climas, la desecación de las fuentes hídricas, La desaparición de especies de fauna y flora, el deshielo de los nevados, el ritmo palpitante de los mares y los vientos…

No es la primera vez que el régimen de lluvias trae a las altiplanicies sabaneras un invierno inusual como el que inaugura el año 2025 que a pesar de ello, no logra superar la crisis en las reservas de agua para la gran ciudad y necesarias para las necesidades energéticas y que nos someten al racionamiento cruel.

En pleno invierno, en años anteriores vivimos el drama de los incendios en Grecia, España, Portugal y otras regiones de Europa y América. La amenaza de los incendios en Los Ángeles cuyas lenguas de fuego movidas por los vientos han sitiado las zonas urbanas y las campiñas de California y en estos tres o cuatro días han producido muertos y destrucción que no ha podido dominarse.

La naturaleza es sabia y se defiende; la naturaleza aguanta los abusos pero estalla su paciencia y el caos viene a reemplazarla de la mano del hombre y sus ambiciones, del historial de sus abusos y sus desmanes. La ecología como la palabra lo indica es un equilibrio perfecto de masas y movimientos cuyas fuerzas son por lo pronto superiores a la “inteligencia humana” que las desprecia y destruye.

Y FESTEJOS

Parejas con los desastres, los “festejos” de presunta raigambre tradicional, inauguran en nuestro territorio el año que comienza: pólvora para las festividades religiosas; pólvora y licores para las ferias municipales; corralejas y matanza de toros en pueblos y ciudades donde el ser humano es a la vez víctima y protagonista de crueldades sin cuento y la fauna, el aire o el agua, junto con la fauna silvestre y los animales domésticos se suman al martirio “cultural” que divierte a unos cuantos y que lucra a algunos pocos. Y todo, mientras llega la cuaresma y la semana santa donde los desafortunados escogidos son los animales silvestres para el banquete o para el negocio de su exportación prohibida…l

No nos cansamos de repetirlo.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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