Una iniciativa “inspiradora” se alienta en Barranquilla y sus alcaldes “estrellas” que ensayan convertir la ciudad y sus alrededores en un fortín de cemento para darle gusto a la megalomanía oficial y servir al “Turismo depredador”.

La desbordante concepción de una Barranquilla de cemento, como la que crece a sólo 500 metros de la ciénaga, para albergar ¡16.000! apartamentos es también fruto de la desmesura enclavada en el ideologismo de una macro ciudad para ricos, con el pretexto del eco-parque, sin importarle los entornos humanos de Puerto Colombia, la contaminación de las aguas de la ciénaga, el río Magdalena y el mar, la crisis sanitaria de las aguas negras, los vertederos de aguas negras y de basuras no reguladas, la tala de manglares y la expansión urbana y, los respetables criterios de la academia y los técnicos que han opinado sobre el particular, así como la falta de audiencias y consultas de vecinos afectados.

Desarrollo industrial, urbano, turístico –turismo depredador-, no pueden ser sostenibles a mediano o a largo plazo con consecuencias sociales, sanitarias y ecológicas irreversibles.

Sobre el tema ya se ha expresado la periodista conocedora del contexto, Tatiana Acevedo, quien además advierte sobre la corrupción de contratistas “y otros avispados que en contubernio con las administraciones de Barranquilla han contribuido a la degradación ambiental de toda la zona metropolitana y la ciénaga”.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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