Su estructura tambalea y las goteras en el techo han provocado más de una cascada interna, que ha puesto en peligro a miles y miles de animales y plantas pertenecientes a las colecciones biológicas, como aquellas recolectadas por José Celestino Mutis en la Real Expedición Botánica.
En el Herbario Nacional se reúnen plantas secas de más de 100 años de historia de Colombia, que hoy reposan en un edificio construido en la década del setenta.
Estas colecciones son como bibliotecas históricas que sirven a estudiantes, académicos y tomadores de decisiones para entender los ecosistemas del país y determinar acciones de restauración después de incendios o inundaciones, entre otros eventos. Actualmente, hay salones, laboratorios, un museo y más de 630.000 especímenes de colecciones biológicas.
El herbario es prioritario para “el país y el mundo”, puesto que “la historia del herbario es la historia de la flora y de los ecosistemas en Colombia”. Es parte fundamental de la naturaleza que se ha desarrollado desde antes de la independencia. La riqueza de las colecciones biológicas que están en el Herbario Nacional servirá también para la seguridad alimentaria de comunidades, la creación de productos nacionales nuevos o la búsqueda de la cura para enfermedades. “Hay una cantidad de utilidades y de usos para la biodiversidad.
Durante cinco años se pidió ayuda a los gobiernos para demoler una parte del edificio en riesgo, sin obtener respuesta. Hoy el Gobierno nacional anunció lo que, por años, anheló la comunidad universitaria y científica del país. El Gobierno a través del Ministerio de Ambiente se comprometió a financiar la primera etapa del proyecto ya diseñado que cuesta 57.592 millones de pesos.
“Esto es hacer Paz con la Naturaleza, porque no es coherente que un país que asume el reto de ser anfitrión de la discusión sobre la biodiversidad más importante del planeta pierda su centro de conocimiento”. (Ministra, Susana Muhammad).