Con esta estrategia Comfenalco busca hacerle entender a la ciudadanía que en las bibliotecas caben las risas de los niños, caben las preguntas de los adultos, caben los silencios de los adolescentes, pero también caben los ladridos de los perros.
Eran las dos de la tarde y en Itagüí estaba lloviendo como no había parado de hacerlo, los últimos días, en el Valle de Aburrá. Sin embargo, la ciudad seguía viva y circundante, tanto, que en la Biblioteca Pública La Aldea, de Comfenalco, uno de los rincones más queridos por la comunidad, había un reguero de gente. Pero no estaban solos.
En un rincón, sentada sobre un puff, estaba Danayda, una niña de 11 años, con su gato Botas leyendo un libro. En una de las estanterías, Salomé y su mamá, Andrea, buscaban, en compañía de Dana, su labradora, algún cuento corto. En unos muebles, muy cerca de la entrada de la biblioteca, Beatriz Elena y Carolina, comodísimas, conversaban de la vida mientras la primera le acariciaba la cabeza a su perro Lucas, y la segunda cargaba a su perra Sofi. Por último, un muchacho de noveno grado, daba vueltas por el espacio con su animal de compañía, un pitbull al que llamó Dulfo.
Pero, ¿qué hacían todos esos animales de compañía allí? Históricamente las bibliotecas han sido templos del silencio: lugares en los que las personas debían pasar inadvertidas e incluso, inexistentes, pero hoy, ese concepto de biblioteca está mandado a recoger y muchas de ellas han iniciado apuestas contra el hartazgo, invitando a la gente a visitarlas de la misma forma en que visitarían un parque, un partido de fútbol o un jardín botánico: con emoción. Por eso surgen propuestas como la de convertirlas también un lugar pet friendly, sobre todo teniendo en cuenta el rol social que están cumpliendo hoy los animales de compañía.
Se trata de un plan que lleva ya un año largo andando, y el cual hace parte de la filosofía de Comfenalco de invitar a las personas a que sepan que las bibliotecas son espacios de puertas abiertas para todo, son espacios inclusivos donde, claro, puede entrar todo tipo de público, bebés, niños, niñas, adolescentes, jóvenes, adultos, personas en alguna situación de discapacidad, pero también los animales, que ahora son parte fundamental de las familias multiespecie, y que en muchos casos, sus tutores quieren traerlos a la biblioteca.
Este plan incluye también a las bibliotecas de Niquía y Castilla, y en ella se comprende que un lugar pet friendly es un lugar donde se permite el ingreso de un animal doméstico, se le ofrece un trato adecuado y se le respetan sus libertades. Es decir, para ellos las bibliotecas pet friendly deben garantizar ciertas adecuaciones físicas que se reflejen en el bienestar de los animales que los visiten.
Cada tutor debe estar atento a los comportamientos y a las necesidades de su perro o a de su gato y a los otros usuarios para evitar molestias, pues lo ideal, es que al recinto ser un lugar público, deben aprender a comprenderse y a estar a gusto los unos con los otros, guardando las justas medidas.
Actualmente, tres bibliotecas de Comfenalco (Niquía, Castilla y La Aldea) tienen sus puertas abiertas para que los tutores vayan con sus animales de compañía, sin importar a lo que vayan, a leer un libro, a usar la sala digital, a participar de una charla o un taller, y esperan en un futuro poder implementar esta iniciativa en otros espacios culturales.
Fuente: El Colombiano.