El cambio climático está afectando prácticamente a toda la vida marina. Las estrategias de adaptación requerirán una sólida comprensión de los riesgos para las especies y los ecosistemas y cómo se propagan a las sociedades humanas. La ciencia viene aportando nuevos datos y recursos en este sentido.
Tal es el caso del nuevo artículo publicado en la revista internacional Nature Climate Change donde se revela que, a menos que las emisiones humanas se reduzcan drásticamente, el cambio climático causará una alteración generalizada de la vida marina, con los mayores impactos en los principales depredadores, en los puntos críticos globales de biodiversidad y en las pesquerías costeras en países de bajos ingresos.
El estudio proporciona una imagen sin precedentes de cómo le irá a la vida marina en un futuro océano más cálido. Los investigadores desarrollaron un enfoque innovador para evaluar el riesgo climático de casi 25.000 especies marinas mediante el análisis de cómo sus características innatas, como el tamaño corporal y la tolerancia a la temperatura, interactúan con las condiciones climáticas pasadas y futuras en todas las partes del océano donde viven. La investigación fue realizada por un equipo internacional de investigadores apoyado por Oceans North y el Ocean Frontier Institute en la Universidad de Dalhousie en Halifax, Canadá.
“Creamos una tarjeta de puntuación climática para cada especie y ecosistema que nos dice quiénes serán los ganadores o los perdedores bajo el cambio climático”, señaló Daniel Boyce, autor principal del estudio e investigador asociado en la Universidad de Dalhousie. Ese método “nos permite comprender cuándo, dónde y cómo se verán afectados, así como también cómo la reducción de las emisiones puede mitigar el riesgo climático”.
El estudio evaluó el riesgo climático bajo dos escenarios diferentes: uno donde las emisiones continúan siendo altas y otro donde las emisiones se reducen drásticamente de acuerdo con el Acuerdo de París. Los autores informaron que, en el peor de los escenarios de emisiones el 87% de las especies marinas estarían bajo un riesgo climático alto o crítico. En promedio, estaban en peligro en el 85% de su distribución.
El riesgo climático aumentó en los ecosistemas costeros y más cerca del ecuador, amenazando de manera desproporcionada los puntos críticos de biodiversidad tropical y la actividad pesquera. Con emisiones altas continuas, los riesgos climáticos para las especies utilizadas para la pesca fueron sistemáticamente mayores dentro del territorio de las naciones de bajos ingresos donde las personas tienden a depender más de ellas para satisfacer las necesidades nutricionales.
“Los países de bajos ingresos son los que menos han contribuido al cambio climático, pero tienen el mayor riesgo climático para sus ecosistemas marinos y pesquerías”, advirtió el coautor de la investigación Derek Tittensor. “Esta disparidad continúa entre quienes han producido la mayor cantidad de emisiones y quienes más sufren los impactos. Sigue siendo una desigualdad que requiere atención urgente”.
En conjunto, los hallazgos sugieren que las altas emisiones continuas conducirían a una alteración generalizada de los ecosistemas marinos, la biodiversidad y la pesca, con consecuencias desproporcionadas para las naciones de bajos ingresos que tienen la menor capacidad de adaptación.
Pero el estudio también enfatiza dónde tenemos la oportunidad de actuar. Reducir las emisiones acotaría el riesgo climático para prácticamente todas las especies y ayudaría a minimizar la interrupción de la pesca y los ecosistemas. Estas acciones serían positivas especialmente para las naciones de bajos ingresos.
“Los beneficios de la mitigación de emisiones para reducir el riesgo climático son muy claros”, aseguró el también coautor Boris Worm. “La mitigación proporciona el camino más directo para evitar los peores impactos climáticos en los océanos y las personas, preparando el escenario para la recuperación global bajo una gestión y conservación mejoradas”.
En última instancia, el estudio también aporta un marco que puede ayudar a las partes interesadas y a los responsables de la toma de decisiones a desarrollar estrategias para gestionar y conservar especies y ecosistemas de manera más eficaz bajo el cambio climático.
“Nuestros enfoques para la gestión y conservación de la pesca se desarrollaron en gran medida durante un período de estabilidad climática”, informó Boyce,”pero el cambio climático antropogénico está reescribiendo las reglas. Necesitamos continuar desarrollando nuevos enfoques y estrategias de adaptación si queremos asegurarnos de que nuestros océanos permanezcan saludables y productivos”, concluyó.