Ha sido largo y penoso el drama de los caballos de Cartagena dedicados desde hace décadas a la tracción de coches para pasear los deseos imaginarios de un turismo insensible; maltratados, muertos de sed y hambre, agotados por sus intensas jornadas de trabajo, víctimas del abuso diario de sus explotadores, los caballos de Cartagena repiten con su muerte el sacrificio que no dio para tomar medidas correccionales.
Ahora vemos una esperanza, hermosos carruajes a pedal , parece ser la solución definitiva que permitiría a los caballos liberarse de la esclavitud y a los cocheros continuar con su trabajo de recorridos por la ciudad amurallada.
Esto nos recuerda el difícil cambio que en Bogotá produjo la prohibición y retención de caballos de zorras para entregar a sus dueños con fácil financiación, carruajes mecánicos que hoy sirven para múltiples oficios populares.
Ojalá existan programas y políticas para que al gremio de cocheros los capaciten y los concienticen para que entiendan que es hora de hacer un cambio.
¿Acaso es más importante que los coches se vean bonitos a que los animales sean protegidos?”
Fuente: Fundación Amigos del Planeta.