Una vez nos corresponde referirnos dolorosamente a los caballos que la industria turística ha integrado a su explotación mercantil en ciudades como Cartagena o Palmira. Y reiteramos porque son reiterativas las noticias acerca del maltrato de que son víctimas esos equinos enganchados para la tracción de coches usados en el turismo.
Falsas tradiciones o recuerdos amañados por el negocio idealizan dentro del contexto colonial y republicano de Cartagena, el transporte señorial de otros tiempos para que los usuarios de ahora (turistas extranjeros o del interior), sueñen con los paseos caballares de otros tiempos de explotación y poder. Tan curiosa como exótica práctica turística tiene como víctimas a los equinos sometidos a toda suerte de abusos y torturas. Hemos reiterado las muertes que en plena calle acomete a los ejemplares que tiran los carruajes, insolados, famélicos y azotados para que sus amos lucren y el turismo progrese. En el último caso reseñado por la prensa, el ejemplar no alcanzó a ser enganchado pues murió en el camino dado el precario estado de salud del pobre animal.
En cada caso las denuncias fueron públicas y públicas también las decisiones verbales de la autoridad correspondiente; difundidos también los reglamentos y normas tanto como las autoridades de un cuerpo especializado de la fiscalía. Poco se sabe de las sanciones a los delincuentes protagonistas y tampoco de las medidas preventivas tomadas por la administración distrital.
Es necesario iniciar y sostener una campaña cívica que estamos dispuestos a animar a fin de que este tipo de “distracciones” turísticas tengan un final para bien de los caballos, la dignidad de Cartagena y sus habitantes y el cumplimiento de las normas vigentes sobre el particular.
Fuente: Fundación Amigos del Planeta.